El deporte enfrenta las mismas incógnitas que la sociedad y no es ilógico: forma parte de ella. Con su rol abarcativo definido: competición, laboral, formador, solidaridad, entretenimiento. Hoy se encuentra en pausa. Forzosa. A veces, hasta suena irreal que se esté planificando a futuro cuando ese mañana no está diáfano, pero vale el intento. Es, de alguna manera, una muestra de ilusión, de esperanza. A sabiendas de que el desafío que se afronta ( coronavirus ) es de una complejidad superlativa.
El polo estaba desarrollando su actividad profesional en distintos puntos del planeta , en especial en Estados Unidos, en Palm Beach. La Florida es el centro usual de enero a abril. Distintos circuitos en los que participa la mayoría de los argentinos de elite. Jugaron hasta donde lo permitieron las condiciones, incluso más allá de lo que se pensaba en un principio: mediados de marzo. Hasta que la actividad quedó cancelada. Muchos hacen la cuarentena allí, otros han regresado. Y mientras se proyecta lo que puede suceder, la temporada argentina va tomando forma. Despejando algunas dudas en lo estructural y con la expectativa por los movimientos que habrá, más el significado que tendrá un año muy especial en la Triple Corona . Hablamos, claro, en condiciones ideales. Septiembre aún suena lejano, pero no lo es tanto en este contexto.
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