Con sus 10 goles, será la estrella principal de La Natividad, con Bartolomé Castagnola organizando desde el otro lado de la tabla y sus hijos Barto (19 años, 9 tantos) y Camilo (17 y 8) asombrando sobre el césped, respaldados por el sudafricano Ignatius Du Plessis (31 y 9).
-¿Qué balance hacés de las cinco temporadas en Ellerstina? De equipo e individual.
-Yo creo que es bueno. De nuevo: teniendo a La Dolfina enfrente, se hizo muy difícil Palermo. En los otros torneos varias veces nos fue bien. Pero la presión de no ganar Palermo se hace dura, se hace difícil. En 2015, el primer año, podríamos haber llegado a un chukker suplementario; yo creo que si ese año hubiéramos ganado, habría cambiado un poco todo. En 2016 no tuvimos ni chance; en Palermo jugamos mal y no fue una final divertida para nosotros. Y en 2017, lo contrario: fue nuestro mejor partido, jugamos mucho mejor que ellos y perdimos en el suplementario, que era para cualquiera. Y después Palermo se nos hizo muy difícil.
En lo individual, sabía que podía ser mi último año en Ellerstina y me voy contento en cuanto a que dejé todo, hice todo lo posible para ganar. Creo que maduré bastante. Crecí mucho, en mi juego y en organización. Aprendí mucho. Sumé unos años tremendos de experiencia. Me siento bien y confiado, con muchas ganas de jugar.
-Te reemplazará un ex compañero, Hilario Ulloa, que viene de Las Monjitas. ¿Qué consejo le darías?
-Hilario es uno de los mejores del mundo. No tengo que explicarle nada ni decirle nada. Es un animal, tiene 10 goles y sabe mucho. Y ojalá le vaya impresionantemente bien.
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