El caso más impactante de jugadores que se pasaron al polo en los últimos años fue Gabriel Omar Batistuta. El máximo goleador de la selección argentina de fútbol es un fanático de este deporte, incluso ha salido en tapas de Clarín y La Nación arriba de un caballo y con un taco en la mano.
Gabriel encontró en el polo “una linda forma de tener adrenalina de nuevo. Si bien no se puede comparar con meter un gol con la camiseta celeste y blanca, encontré un deporte que me da mucho placer”. En el 2009 tuve la suerte de llevar a Gabriel a jugar un torneo en pleno corazón de Florencia, Italia. El astro volvió a “su” ciudad y fue recibido con honores. En un rol totalmente diferente, “Bati” cautivó a los fanáticos pero esta vez arriba de un caballo y no como rompe redes.
Lo mismo le pasó a Juan Antonio Pizzi, quizás menos conocido que Batistuta. El delantero que salió de Rosario Central llegó a jugar en Tenerife, Barcelona y River entre otros clubes. Jugó mucho al polo y llegó a tener hándicap. En el rubro tenis, David Nalbandián es una gran admirador de este deporte y lo practica cuando el tiempo, el calendario y su cuerpo se lo permiten. El cordobés se hizo muy amigo de Adolfo Cambiaso y es muy común verlo taquear o jugar prácticas en La Dolfina. El año pasado rompió el molde al comprar en un remate al clon de “La Cuartetera” —la mejor yegua de Cambiaso— en 800.000 dólares junto al presidente de Aeropuertos 2000, Ernesto Gutiérrez. “Estoy convencido de que hicimos un gran negocio, lo que compramos con Ernesto es la mejor genética y puede ser una inversión muy interesante a corto plazo”, dijo David después del famoso remate en el Tattersall de San Isidro. Una historia muy curiosa es la de Guillermo Vilas quien asegura que: “La gran Willy la saqué del polo. Me inspiré en un comercial de un whisky donde Juan C. Harriott pegaba un golpe por debajo de la panza del caballo. Luego de ver eso se me ocurrió pegar entre las piernas”, aunque usted no lo crea… esa es la historia de ese famoso golpe made in Argentina.
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