"Yo lo vi perder veinte millones en un una noche… ¡y no le cambiaba la cara!", ha contado el mejor jugador de polo de la historia, y uno de sus caprichos, Adolfo Cambiaso. Por eso, si la casa ponía un techo de 300.000 dólares, el australiano ni se sentaba a la mesa. La adrenalina comenzaba a correr por sus vísceras a partir de los 800.000 dólares… en cada mano, claro. "Cuando Kerry atravesaba las puertas de los hoteles con sala de juegos, sus dueños transpiraban", cuentan quienes lo conocieron.
Packer hacía temblar a los casinos más exclusivos de toda Europa. Si no, anote: "Kerry rompió la banca del casino de Mónaco. ´Hasta acá te podemos pagar, no podemos jugar más con vos´, le dijeron en el principado. Y para él fue como ganar la Copa del Mundo, la satisfacción más grande de su vida", ha recordado Cambiaso en una de esas noches donde pela su frondoso anecdotario. Pero Kerry Packer no formaba parte de ese club que revienta la fortuna que generaron sus padres, por el contrario, pudo anotar varios plenos.
¿Su mejor negocio? En 1987 vendió Channel Nine por 500 millones de dólares y, dos años después, lo recuperó por cien.
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